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El precio de la electricidad está siendo objeto de una fuerte controversia en nuestro país tras el resultado de la subasta celebrada la semana pasada.
Las sucesivas subidas de la luz registradas en España han permitido ingresar 21.600 millones adicionales a las compañías eléctricas desde que se inició la crisis económica. El encarecimiento del recibo entre 2008 y 2013 ha sido superior al 60%, al pasar de 50,20 euros a 80,47 de media mensual, según datos proporcionados por la organización estatal de consumidores Facua.
El precio de la electricidad está siendo objeto de una fuerte controversia en nuestro país tras el resultado de la subasta celebrada la semana pasada. El Gobierno, a través de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), ha decidido invalidarla, alegando una supuesta manipulación, para evitar que los usuarios tuviesen que pagar un 11% más desde enero. Esa decisión ha dado pie a un duro pronunciamiento de las grandes comercializadoras (Iberdrola, Endesa, Gas Natural Fenosa, Hidrocantábrico) contra el ministro de Industria. La patronal que las agrupa, Unesa, ha negado la existencia de irregularidades en la subasta yha acusado a José Manuel Soria de endosarle las consecuencias de sus errores regulatorios.
El trasfondo de este enfrentamiento es la incapacidad del Gobierno para encontrar una solución al llamado déficit de tarifa, que resulta de la diferencia entre lo que se ingresa por el recibo de la luz y los costes reconocidos del sistema. Puesto en marcha cuando Rodrigo Rato era vicepresidente económico para facilitar la lucha contra la inflación, ese mecanimo ha generado ya una deuda de 26.000 millones de euros. Para 2013, el déficit de tarifa se estima en 3.600 millones, que Soria se comprometió a enjugar con cargo a los Presupuesto Generales del Estado en su recientemente aprobada ley de Sector Eléctrico. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, sin embargo, se negó en el último momento por temor a que complicara el objetivo de reducir el déficit público al 6,5% impuesto por Bruselas.
La reacción del mercado a este incumplimiento tuvo lugar en la subasta trimestral de la semana pasada, que se saldó con una subida inusual, vetada de inmediato por Gobierno. Ahora, Industria está buscando contrarreloj una fórmula distinta de fijación de los precios de la electricidad, con el consiguiente enfado de las empresas, que no están de a acuerdo con esta injerencia del Gobierno. De todas formas, la subasta trimestral sólo afecta al 45% de lo que paga finalmente el consumidor en su recibo. El 55% restante son costes regulados, conocidos también como "peajes" (transporte, distribución, primas a las renovables, servicio extrapeninsular, devolución del déficit tarifario), y los determina el Gobierno.
Pues bien, la conjunción de ambos elementos ha llevado a que el precio de la electricidad sea actualmente en España el tercero más alto de la Unión Europea, sólo superado por Chipre e Irlanda. Su espectacular subida en los últimos seis años tiene, además, el agravante de haber coincidido con una brutal caída de la renta de las familias, ocasionada por el crecimiento del paro y el retroceso de los salarios.
Para las eléctricas, en cambio, el encarecimiento del recibo de la luz ha supuesto una importante fuente de ingresos, que les ha servido para compensar en parte el descenso de la facturación en el mercado libre. Un mercado donde se han dejado sentir con fuerza los efectos de la mayor competencia entre ellas y el descenso de la actividad económica en las grandes empresas
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